miércoles, 16 de marzo de 2011

Martina Callaba:"Mientras exista la ley de caducidad, nunca se hará lo que se debe" (Por Walter Cruz, del Semanario El Popular)

Los "enviados de Dios"tenían como "misión divina" salvar a las patrias latinoamericanas del marxismo y la subversión internacional.
Para ello habían instrumentado el Plan Cóndor y los métodos para emplear poco importaban: no serían enviados al infierno.
Con el correr de los tiempos las figuras estelares de las dictaduras del Cono Sur serían enviadas a la cárcel, aunque en algunos casos siga reinando la impunidad y el pacto de silencio de los genocidas.
En noviembre del ´76 fueron a buscar en Buenos Aires al uruguayo José Pedro Callaba, quien vivía con su esposa Griselda Fernández y sus hijos Martina y Celso.
La niña tenía dos años de edad, y el niño sólo seis meses.
Como era norma de las patotas cuarteleras, entraron a la casa en medio de un gran griterío y una balacera impresionante.
José Pedro Callaba logró escapar, y Griselda Fernández fué enviada a Campo de Mayo.
Los dos gurises estuvieron perdidos durante algunos meses y la liberación de la madre posibilitó el reencuentro.
El padre finalmente fué secuestrado el 18 de febrero de 1977 y permanece desaparecido.
Su esposa vive en Montevideo.
De todo ésto y mucho más habla Martina Callaba, integrante de la organización H.I.J.O.S Uruguay.
Una treintañera que reconoce los avances que se han dado en nuestro país en materia de Derechos Humanos con los dos gobiernos del frente Amplio, y que a la vez es muy crítica en algunos aspectos.
Por ejemplo, con la postura de algunos compañeros de militancia de su padre.

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