Un viaje de ida y vuelta.
Estaba sentada en la penumbra, junto a la ventana abierta al jardín.
La noche destilaba pino y madreselva.
Grillos y luciérnagas insomnes salpicaban el aire.
A su lado, del aire, brotó un árbol de frutos luminosos.
Las pequeñas esferas comenzaron a desprenderse de las ramas y a flotar frente a sus ojos.
Las miraba sin verlas, hasta que de la rama más alta escapó un sueño verde esmeralda que pasó volando varias veces sobre su frente. Lo reconoció. Se aferró a él, y salieron volando por la ventana. Volaron hasta el otro lado del planeta, dondeya era de día. Luego atravesaron la atmósfera en dirección al sol.
Entonces, abrazada a su sueño, se durmió.
Cuando despertó ya casi habían llegado, y, para su sorpresa, la temperatura no era como suele creerse, sino que podía respirarse allí una brisa suave y fresca.
Durante el viaje su cuerpo se había ido tornando cada vez más liviano y transparente, de manera que el tenue viento dorado brillaba a través suyo.
Era agradable flotar a la par del sueño verde esmeralda, ligera y luminosa.
Poco a poco fueron apareciendo muchos como ella, aferrados todos a sus sueños encendidos: unos rosados, otros blancos, celestes, violeta, y otros verde esmeralda como el suyo.
Se tomaron todos de la mano-los sueños flotando sobre las frentes- y formaron una ronda incandescente y feliz.
Sus cuerpos continuaron la transformación hasta que la rueda fue un collar de chispas de luz que luego se separaron para explorar, asombradas, la libertad de su nueva forma.
Ella vagabundeó un poco más con el sueño verde esmeralda y después lo vió marcharse con los demás a formar un gigantesco arco-iris que goteaba sueños nuevos para las chispas danzarinas.
Ésta vez eligió uno rosado, y volvió a dormirse…
Despertó hallándose encerrada en una esfera minúscula y acuosa, apenas protegida por una membrana infinitamente delgada.
Se desperezó en mil destellos entre los bucles de A.D.N. y permitió el inicio de la primera mitosis ontogénica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario