Uruguay: pactos por la impunidad...
EL EX-INSURGENTE Y NUESTRA SED DE JUSTICIA
En recientes declaraciones el candidato presidencial del Frente Amplio, el ex-combatiente José Mujica, ha anunciado (y no es la primera vez) su intención de desconocer el pronunciamiento del voto popular directo que anule la ley de impunidad y, si al mismo tiempo es elegido presidente, buscar una forma de indulto o amnistía para los militares y policías autores de delitos de lesa humanidad y terrorismo de estado que están hoy protegidos por esa ley. O sea, pura y simplemente, mantener la impunidad vote lo que vote la gente.Los conceptos vertidos, básicamente, son:
- Perdonar a los militares genocidas que aporten información sobre los restos de sus víctimas.
- No cree un carajo en la justicia porque tiene olor a venganza.
- No se puede tener en cana a viejitos de 75 años.
Muchos de los compañeros que han trabajado denodadamente por la anulación de la ley de impunidad y que votarían a este candidato han preferido no hablar del tema. No compartimos esa actitud.
Se vote lo que se vote es nuestro deber responsable combatir la impunidad en todas sus formas, y no aceptar la impunidad política del candidato que anuncia con total desvergüenza que le importa un carajo no solo la justicia, tampoco la voluntad de quienes lo votan y su mandato expreso.
¿Qué "democracia" es esa en la que el candidato se mete en el bolsillo el contenido de ese mandato?
Mujica está poniendo en evidencia y garantizando el pacto con los militares para "aceitar" su llegada al gobierno. Mantener la impunidad junto con la naturaleza reaccionaria de la institución militar y los privilegios de sus miembros a cambio de una ficticia "subordinación al poder civil", una fachada de democracia encubriendo la continuidad real de
Ese pacto es el precio que debe pagar el ex-combatiente para sentarse en el sillón.
Esto no es una discusión filosófica sobre el significado de la justicia. Se trata de un programa de gobierno concreto que incluye mantener la impunidad y todo lo que conlleva la continuidad del estado contra-insurgente y su aparato represivo, ahora con un ex-insurgente como su cabeza visible.
Una mano lava la otra, al mismo tiempo que se blanquea a sí mismo ante el enemigo de clase, blanquea el programa contra-insurgente de éste, y usa para ello su carné de ex-insurgente.
Pero no eludamos las cuestiones planteadas. La intención de tratar humanamente a presos de edad avanzada es correcta.
Uruguay ha recibido la reprobación de las Naciones Unidas por el hacinamiento carcelario. Hace muy poco, esas condiciones inhumanas terminaron con la vida de cinco presos calcinados horrorosamente en un incendio.
Casi cinco años de gobierno frenteamplista no han logrado siquiera frenar el agravamiento de este problema. Nos parece muy bien que el candidato frenteamplista se preocupe por la humanización del sistema carcelario. Y en el marco de esa humanización, a su turno y si corresponde, hasta los peores criminales pueden ser beneficiados.
Pero Mujica, que no se acuerda de humanizar la cárcel que castiga a un ladrón de gallinas, se compadece de los peores asesinos, torturadores, violadores y secuestradores de niños.
¿La sed de justicia es venganza?
Más allá de conceptos filosóficos, lo cierto es que la llamada justicia de este sistema está cargada de odio y de venganza. Del odio de las clases poseedoras contra los desposeídos, y la revancha de "escarmiento" contra cualquier forma de insurgencia o rebelión que los desposeídos intenten.
Nosotros aspiramos a una verdadera justicia humana basada en la igualdad de todos ante la ley, y es por eso que queremos a estos criminales en cana.
Y si se quiere una ley más humana, hagamos una ley más humana para todos!!!
También los explotados queremos cobrarnos la revancha de todo el horror que vivimos. Pero nuestra factura es demasiada alta para presentársela estos patéticos verdugos del estado gendarme. Solo el fin del sistema capitalista saciará nuestra sed de justicia.
Mujica dice aspirar, en cambio, a la "verdad". Pues que el gobierno publique TODOS los archivos militares de la dictadura, incluyendo las negociaciones y acuerdos que él y otros como él hicieron en su momento con los militares.
Que se conozca la verdad de los fondos discrecionales de "Defensa", o los expedientes sobre violaciones y abusos sexuales de las tropas uruguayas en el Congo.
Pero sí, Mujica tiene razón. NO CREAMOS UN CARAJO EN ESTA "JUSTICIA". NI EN LOS PARLAMENTARIOS QUE MANTUVIERON ESTA LEY DURANTE CASI CINCO AÑOS. NI EN LOS CANDIDATOS PRESIDENCIALES. ¡Y MUCHO MENOS CUANDO SON EX-INSURGENTES!
Creamos sí en la construcción de la voluntad colectiva de los oprimidos, que puede usar para ello cuando corresponde como en este caso, de las instancias institucionales, la firma, el voto, o las denuncias ante la justicia.
Cuando Pinochet fue detenido en Londres, Mujica protestó porque quería que solamente los jueces chilenos lo pudiesen juzgar, tal vez porque esos no querían venganza y Pinochet estaba cubierto en Chile por un instituto de impunidad. En cambio decía que le hubiese parecido bien que alguno por allí lo bajase de un balazo. Ese "salvajismo teatral" de este personaje encubre su verdadera política de sumisión al poder, del cual los militares violadores de DDHH son agentes.
Nuestro camino es menos folclórico pero no es ingenuo. Habilitaremos la acción de esta justicia en la que no creemos, votaremos por la rosada. Pero no nos limitaremos a confiar ni en el simple resultado de las urnas, ni en automatismo del sistema judicial, ni mucho menos en el presidente que salga. Las instancias institucionales son para nosotros, antes que nada, instrumentos de construcción de la voluntad colectiva.
Han querido las cosas que aún antes del deschave del sistema judicial haya llegado el deschave de los candidatos ex-combatientes.
FERNANDO MOYANO posta_portenia@yahoo.es
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